7. Los lápices bien afilados
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Es bastante satisfactorio cuando ves tu lápiz afilado hasta los últimos centímetros, dado que pasa poco. Normalmente solemos perderlo mucho antes. Este coleccionista tenía estaba tan orgulloso de tener tantos lápices bien apurados que empezó una colección. De hecho, parece una obra de arte cuando se ven todos organizados según su longitud y sus colores. ¡Ya sabemos a quién pedir prestado un lápiz si perdemos el nuestro!